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“Si ve una Bruja montada en una escoba…”: los 80 de Juan Ramón Verón

Juan Ramón Verón inscribió su nombre en cada uno de los momentos históricos del Estudiantes de Zubeldía: autor de un 2 a 3 revividor a Platense en aquel 4 a 3 de 1967, del segundo en la final contra Racing en aquel primer campeonato de Estudiantes, de un doblete, otra vez contra la Academia, en la semi de la Libertadores 68, incluido un gol de chilena, y de dos goles en las tres finales contra Palmeiras en ese mismo torneo (uno de ellos, del que no queda registro, considerado de los mejores tantos de la historia), La Bruja, que hoy cumple 80, convirtió como si fuera poco un gol para toda la eternidad, en Old Trafford, el Teatro de los Sueños, para darle la Intercontinental a Estudiantes.

Donde el Pincha acarició la gloria, allí firmó Verón. Pero no todo fue un camino de rosas, como recordaba el propio Juan Ramón en una charla con El Gráfico: en su debut, muy jovencito, con 18 años, “fui un desastre. Saúl Ongaro era el técnico, fuimos a la Bombonera a jugar contra Boca, que si empataba, salía campeón. La fecha anterior le había ganado a River con el penal atajado por Roma a Delem, año 1962. ¡Nos ganó 4-0! La cancha explotaba, nosotros no estábamos acostumbrados a eso, en Quinta jugábamos con la cancha vacía, así que nos quedamos mirando a la gente. Fue un debut apresurado, de ahí volvimos a jugar en nuestra división, y al año siguiente a Tercera. A fines del 64 volví a Primera, cuando llegó Osvaldo, y en el 65 lo hice como titular”.

En el 65 se asentaría como titular, pero también habría espinas: en aquellos días “la tribuna oficial me insultaba, y hasta Osvaldo me mandó a jugar por la derecha, para estar del otro lado. La gente quería que jugara abierto, porque era el 11, pero a mí me gustaba moverme con libertad, la gente me gritaba”. 

El tiempo le daría la razón a Don Osvaldo, el hombre que torció el rumbo de la Primera de Estudiantes, que luchaba en aquellos años por mantener la categoría. “Osvaldo agarró La Tercera que Mata, y esa fue la base de todo. Estaban Poletti, Manera, Aguirre Suárez, Pachamé, Malbernat, yo también jugaba ahí. En el 64 terminamos subcampeones en Tercera, y en el 65 fue campeona. Toda la banda nuestra estaba ahí, el técnico era Miguel Ignomiriello”, recordaba La Bruja.

Osvaldo aportó el plus, “venía con otra cabeza, había visto y había leído muchísimo, trajo ideas innovadoras. Al único que dejó de ese equipo que peleó el descenso fue a Madero, después trajo a Santiago, a Barale, a Bilardo y los sumó a la base de La Tercera que Mata. Se apoyó mucho en el profesor Jorge Kistenmacher. En esa época, los entrenadores venían de traje y ni se cambiaban, miraban la práctica de costado. Osvaldo se puso el buzo, se metió en la cancha, paraba y repetía las jugadas, empezó con el doble turno, que no existía, nos explicó todo. Ya en el 65, su primer campeonato, terminamos quintos. Después de pelear el descenso, era un campañón. Fue todo trabajo, trabajo y repetición”.

El resto es historia: de la mano de Zubeldía, Estudiantes llegó a la cumbre, y Juan Ramón, que jugó en Colombia y Grecia pero siempre volvió al Pincha, erigió una de las dinastías más importantes de la historia del fútbol. De hecho, estaba en Estudiantes en 1975 cuando nació su hijo, un tal Juan Sebastián: al equipo lo dirigía Bilardo, y Verón, Juan Ramón, marcó un gol.