Zuleik Campagnaro, maestro historiador de Estudiantes, y la Tercera del 64
Zuleik Raúl Campagnaro fue la memoria de Estudiantes: nacido el 30 de septiembre de 1923, abogado, padre de dos hijos (Nora, arquitecta, es madre de Juan Manuel Saja, preparador físico con paso por el club y actualmente en Melgar), se asoció al club en agosto de 1929 (socio nº 8.982), de la mano de otra leyenda, el “Mono” Ferreiroa, integrante del ascenso de 1911 y del campeón amateur de 1913. Y desde entonces, se dedicó a recordar la historia del club.
Zuleik, nombrado junto a Don Miguel Ignomiriello presidente honorario del Museo desde su fundación y también integrante de diferentes comisiones directivas, entre ellas las últimas de Ignacio Ércoli y Raúl Correbo, vio a los Profesores, vio a Pelegrina, y también vio, claro, a los campeones del mundo. Testigo de aquel proceso, Zuleik recordaba, en una de sus últimas entrevistas antes de su fallecimiento en 2018, que “los principios de la década del 60, futbolísticamente, no eran buenos. Pero Mangano acercó al club a Miguel Ignomiriello, y empieza Don Miguel a trabajar en las inferiores”.
El trabajo en inferiores siempre es a largo plazo, rememoraba Zuleik, pero para 1964, un año después de la llegada de Don Miguel al club, ya comenzaba a dar sus frutos. En la segunda parte del 64, de hecho, la Tercera de Miguel ya era sensación.

“Se jugaba Tercera, Reserva y Primera, desde la mañana. Y se empezó a correr la voz de que la Tercera jugaba y ganaba, jugaba y ganaba. Fue tal el entusiasmo y la esperanza de volver a tener un equipo de jerarquía que la gente empezó a ir a la cancha por la mañana. Veíamos a la Tercera, muchos nos quedábamos, comíamos un choripán y nos quedábamos a ver la Reserva, otros directamente se iban en la Reserva a comer a sus casas”, recordaba el maestro historiador.
Mientras la Primera penaba, la Tercera era la atracción. “Era tal el entusiasmo por la Tercera, que en un partido hubo 15 mil personas. ¡15 mil personas, a las 11 de la mañana, para ver una Tercera!”
Aquella del 64, la que inició todo, es para algunos la Tercera que Mata original. Aunque el mote se popularizó en 1965, cuando el equipo juvenil se coronó campeón tras espectacular campaña, aquella de 1964 ya “mataba”, y además alistaba a varios tricampeones del América que al año siguiente ya comenzarían a ser parte del plantel profesional, como Poletti, Pachamé, “Bocha” Flores y Verón.
También el apodo nació en 1964, recuerda Zuleik. Un partido del 7 de noviembre de ese año enfrentó a Estudiantes, que llegaba arriba junto a Central en las posiciones, y a Vélez, que comenzó ganando. Pero Estudiantes consiguió, en la segunda etapa, dar vuelta el resultado con un verdadero aluvión. Recuerda Zuleik que al final del partido Carlos María Areta, “Pinocho”, periodista de Diario El Día, se acercó a Don Miguel y le dijo: “Qué equipo suyo, mata”. Luego, lo usó en su columna en el diario, por primera vez.
Aquel partido fue anterior al que definió ese torneo de Tercera. Llegaron a la recta final, cabeza a cabeza, Estudiantes y Rosario Central. Quedaban algunas fechas cuando se enfrentaron, en un partido que podía ser definitivo si ganaba alguno de los dos. “A veces se habla de la hinchada de Boca como el jugador número 12; el árbitro, en ese partido, fue el jugador número 12 de Central”, recordaba Zuleik.
¿Qué pasó? “Como a los 10 o 15 minutos de juego, ante una multitud, el árbitro le anuló un gol al tucumano Avelino, por una supuesta posición adelantada. Además, hubo un penal a favor de Estudiantes no sancionado”, cuenta el maestro historiador. La historia se completó con un tiro al arco desde lejos, desesperado, de un jugador rosarino, que se desvió en Aguirre Suárez y venció a Poletti. Gol en contra y 1 a 0 final.
Aquel partido determinó que el campeón sería Central: hasta el final, se mantuvo esa diferencia de dos puntos. “El empate”, se lamentaba Zuleik, “hubiera determinado que llegaran a una final”. Habría revancha solo un año después.